martes, 7 de octubre de 2008

Como acompañar a nuestros hijos e hijas en los estudios

Primera sesion 2008-2009





Algunos consejos prácticos para padres y madres

Antes del estudio en general
Ayuda a tu hijo a conocer sus posibilidades reales y recuerda que no se pueden empezar muchas cosas a la vez (a veces le pedimos que hagan solfeo, judo, inglés.. fuera de horas de clase)
Proponle metas y esfuerzos adecuados: ni inalcanzables ni demasiado bajos.
Tu hijo es único, diferente a su hermano, su vecino… Haz de él su mismo punto de referencia y de comparación y enséñale a el mismo a hacerlo. Tampoco pretendas hacer de él una prolongación de ti mismo o de los deseos de la juventud…(como yo no pude ser médico deseo que ella)
Para el estudio se necesita silencio, no solo exterior, sino interior; hay que tranquilizar la mente. Eso significa que los problemas familiares o personales ejercen una fuerte influencia sobre cualquier estudiante.
Introduce en la vida normal de casa las palabras y, sobre todo, las realidades de la constancia, renuncia, esfuerzo…Si estás acostumbrado a vivir con ellas tienes un gran techo andado. Si no, estate seguro de que no haya técnica de estudio posible (ojo a ese natural deseo de que tengan todo lo que nosotros no pudimos tener y a dárselo sin que tengan que luchar por ello).
Ofrécele tu colaboración pero nunca le suplantes en su trabajo (hay madres que acostumbran a sus hijos de 15 años a estar junto a ellas para que estudien…)
La atención en clase es la mejor técnica de estudio que se ha inventado. Acércate al colegio para hablar con los profesores de tu hijo y seguirle en este aspecto.
Un alto porcentaje del éxito en los estudios esta en la comprensión y velocidad lectora. Aunque no hay una fórmula mágica para triunfar en clase, ésta de la lectura se acerca bastante. Potenciar la afición por la lectura en casa es un método eficaz y mas cuanto más pequeño se empiece (revisar el lugar del video y de la computadora en la vida de los hijos).
Recuerda que tu hijo es estudiante pero no sólo estudiante. No reduzcas su persona a su función.



Para el momento concreto del estudio
Proporciónale un lugar adecuado
Siempre el mismo;
Que favorezca la concentración y el silencio;
exigiéndole orden en él; sin mas trastos de los que necesita encima de su mesa.
Con luz suficiente, de modo que la luz entre por la izquierda de la mesa.
Con una temperatura adecuada, ni demasiado frío ni calor.

Exígele un horario fijo
Siempre a la misma hora. Mañana o noche depende de los biorritmos de cada cual. Pero estate atento a que el a levantarse a la mañana no sea una excusa para tener las tardes libres.
Diario, sin atracones finales.

Sin que se levante de la mesa una vez que empieza.
Cada vez que interrumpe su trabajo y se descentra tiene que volver a empezar todo el proceso. Por eso resultan ineficaces las 2 ó 3 horas que algunos estudiantes pasan sobre los libros. Al cabo de ellas se han levantado al baño, a merendar, a por un diccionario, a ver quien ha tocado al timbre…sin que hayan pasado más de diez minutos seguidos de concentración.

Que comience cada sesión para planificar el propio trabajo. Al principio puedes pedírselo incluso por escrito.
Esta planificación debe estar hechas a
Corto plazo (qué tengo que hacer mañana?) y
A plazo más largo (el examen o la entrega del trabajo de dentro de dos semanas).
Una vez que ha decidido lo que tiene que hacer conviene que escoja el orden de realización teniendo en cuenta
La dificultad de la materia de estudio
El tipo de ejercicios y la fatiga que originan, y
La necesidad de descanso.
Puede ser un buen esquema
Empezar por la asignatura de dificultad media para, después de un breve descanso,
Abordar la materia más difícil y, tras un descanso
Realizar los ejercicios más fáciles (copiar algo, responder por escrito, etc.)
Si hay más materias se organizan conforme a un esquema parecido.

Pídele que estudie siempre con papel y lápiz.
Tanto más fácilmente se retiene una información cuanto por más sentidos se utilizan (oído, vista y tacto pueden ponerse en funcionamiento).
Este apartado hace referencia al subrayado y a la realización de esquemas de lo fundamental.
Hay además determinadas materias –como las matemáticas- en que el trabajo en papel y lápiz es condición imprescindible.

Conviene equilibrar los ejercicios escritos con el tiempo de memorización.
Es frecuente en muchos jóvenes que llamen tarea de casa solamente a la tarea escrita. Y sin embargo, además de los ejercicios, es necesario dedicar un tiempo diario a la asimilación, al estudio.

Aunque cada asignatura tiene su propio método de estudio, hay determinadas técnicas que resultan eficaces. El LLSER es una de ellas:

L = Leer toda la lección por encima sin profundizar, para darse cuenta del conjunto de su contenido.
L = Empezar de nuevo, pregunta a pregunta, en una lectura activa y profundizando.
S = Subrayar lo más importante.
E = Hacer un esquema de lo subrayado y las ideas importantes de la pregunta.
R = Repasar en voz alta, a poder ser el esquema subrayado.

Cuando se sabe sin dificultad el primer tema se pasa al 2º y se repite la operación.
Al final, repasar todos los temas, en orden distinto.
Recitarse a si mismo la lección. Así se comprobará si se sabe.



Es conveniente hacer siempre un súper-repaso rápido de lo que se ha visto ese día.
A veces puede bastar con dos o tres minutos por asignatura: revisar un problema, leer una pregunta que se ha explicado, etc.
Es un buen método empezar siempre por ahí para pasar luego al trabajo detallado de lo planificado ese día.
Pacta con él el uso de la radio.
Si decimos que el ruido no es bueno para estudiar estamos hablando también de la radio. Y sin embargo, cada vez son más los jóvenes que estudian con música e incluso con el walkman puesto.
Objetivamente hablando hay determinadas tareas que admiten música; pasar un trabajo a limpio y dibujar, por ej., son algunas de ellas. Pero son menos de las que ellos están dispuestos a reconocer puesto que el pasar un trabajo a limpio, cuando se está atento, sirve para memorizarlo.
Y tampoco es útil cualquier música; la clásica –sin letra y con un ritmo que no arrastra al cuerpo”- es la más adecuada.
Evalúa conjuntamente con él , su funcionamiento durante estos tiempos de trabajo personal.
Es decir, el cumplimiento de todas estas cosas que van saliendo y de otras que sean de interés. Pero no lo hagas cada día porque no por repetir muchas veces las cosas se funciona mejor. Quizás puede ser una buena fórmula el juntarse con él una vez a la semana y analizar algún detalle suyo y vuestras apreciaciones para hacerle caer en la cuenta de los logros y de sus fallos.
Y déjale tiempo para el descanso.
Necesita descansar y hacer deporte. Lo normal es que si durante la semana ha trabajado bien, los fines de semana sean para él.
También aquí pecamos a veces por insistir a destiempo, y basta que lo veamos descansando para que le preguntemos si no tiene nada que hacer…
En realidad de lo que se trata es de vivir con intensidad cada uno de los tiempos, tanto del trabajo como los momentos de ocio.
Si la organización y el aprovechamiento han sido buenos, hay tiempo para todo.

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