Para reflexionar
Durante los primeros años de formación lo que entra en la mente de nuestros hijos e hijas deja una marca de por vida, es decir, todo lo que ven, oyen o piensan es muy impactante para ellos. Por ello, los padres y las madres tenemos una oportunidad única, irrepetible de abrir "la cuenta bancaria de la autoestima" en la cuál el niño almacenará muchas cosas positivas sobre si mismo. A continuación le presentamos algunas preguntas que nos pueden servir para reflexionar acerca de como estamos contribuyendo a aumentar esta cuenta bancaria.
1. ¿Demostramos amor y afecto a nuestro hijo o hija? ¿Le decimos a menudo que lo queremos, aun cuando fallan, o hacen algo incorrecto?
2. ¿Los felicitamos y damos elogios cuando hacen hagan algo correcto? ¿Hacemos nuestros elogios creíbles, sin exagerar?
3. ¿Les damos responsabilidades en casa, les permitimos ayudar a otros?
4. ¿ Les ayudamos a fijar metas que sean alcanzables acorde a su edad y a sus capacidades? (vestirse solos, conseguir una mejor calificación en la próxima prueba)
5. Cuando lo corregimos, ¿Criticamos la acción o a la persona?
6. ¿Tomamos en cuenta los sentimientos de nuestros hijos? ¿Les escuchamos? (Por ejemplo, si se siente ofendido por un comentario de un amigo o un profesor; o si algo no salio como esperaba, perdió el partido o le fue mal en el examen).
7. ¿ Nos sentimos orgullosos de ellos y afortunados por tenerlos?
8. ¿Hablamos positivamente de él en presencia de la gente importante en su vida, como abuelos, profesores, amigos?
9. ¿Tendemos a compararle con otros hermanos, primos o amigos? o ¿Le recordamos que el es especial y único a su manera?
10. ¿Hablamos con los profesores le decimos cuáles son sus puntos fuertes y las áreas en
las cuales él o ella sobresalen, de modo que el profesor tenga una perspectiva positiva de ellos y continúe fortaleciendo estos puntos?
11. ¿Demostramos alegría por las pequeñas cosas de la vida?
12. ¿Nos vemos a nosotros mismos positivamente aunque sepamos que no somos perfectos? ¿Nos valoramos por lo que somos? Concientes de nuestras debilidades, ¿Intentamos crecer y mejorar?
domingo, 2 de noviembre de 2008
El desarrollo del autoestima en nuestros hijos e hijas
3era Sesion 2008
AUTOESTIMA, LA CLAVE*
Autoestima es la energía afectiva con la que me vinculo conmigo mismo. Es la percepción valorativa de mi ser. Para Plenitud autoestima es sinónimo de personalidad madura.
Un sujeto que se lleva el mundo por delante no es un sujeto que se estima a sí mismo; es más bien un ser temeroso que arremete primero por miedo a sufrir o ser herido.
Un sujeto con baja autoestima es un ser que sufre. Le cuesta alcanzar sus metas, ya sea por falta de confianza en sí mismo o por proponerse objetivos desmedidos. Se le dificulta tomar decisiones que lo involucren, suele bloquear su creatividad por temor a ser reprendido, quedar en ridículo o no ser aceptado.
Es un ser sumamente competitivo y tiene dificultades para adaptarse a los límites, ya sea porque no los respeta o porque al respetarlos se convierte en un ser dependiente y sumiso.
Quiere agradar y complacer continuamente al otro, por este motivo le cuesta asumir críticas. Sin embargo él mismo se convierte en un ser hiper-critico con los demás (y con símismo) porque generalmente ve los aspectos negativos de las situaciones, laspersonas o las cosas.
El sujeto que carece de autoestima siente que no es merecedor de cariño, vivirá sintiéndose rechazado, con desconfianza, repudiando su capacidad intelectual, su aspecto físico y su mundo espiritual.
Es muy probable que este vinculo hostil que el sujeto entabla con sí mismo lo traslade a quienes lo rodean.
Se aprende
Sabemos que la autoestima se aprende. Desde muy pequeños empezamos a formarnos un concepto de cómo nos ven nuestros padres, hermanos, maestros, compañeros. Es decir que es durante la primera infancia cuando se moldea la emoción y el sentimiento hacia nuestra persona.
Como padres no sólo gestamos un cuerpo, sino que a través del contacto cotidiano generamos el inicio de la autoestima en nuestros hijos. En principio con nuestras acciones, luego con nuestras palabras y siempre, pero siempre con nuestro amor.
Amar a nuestros hijos implica confiar, contener, escuchar, cumplir promesas, alentar y también saber poner limites. Amar es respetar su identidad, su naturaleza y es enseñarle a amar, amando.
¿Cómo gestarla en los niños?
Darles pequeñas responsabilidades a los niños es ayudarles a gestar su autoestima.
Guardar la verdura, pasarle una franela a un mueble, regar las plantas, ordenar las medias por colores… estas son pequeñas responsabilidades que van forjando su carácter, de esta manera el niño comprende que es valioso por sí mismo, por su capacidad de hacer. Que la vida no es sólo recibir y que hay que ayudar a otros no es hacer lo que yo quiero o me parece; ayudar a otro es hacer lo que ese otro necesita.
De esta manera estamos gestando seres emocionalmente inteligentes y socialmente responsables.
Escucharlos. Los niños tienen un estilo de pensamiento muy particular que se vincula en gran parte con la etapa psicogenética en la que se encuentra. Escucharlos es aprender a conocerlos. Un ser que sabe que es escuchado se siente valioso, siente que es importante, que tiene una existencia.
Así estamos formando a seres que saben contener al otro, justamente porque se han sentido contenidos.
Nunca corregir sus emociones. “No digas eso” (en relación a una emoción), “no podes sentir eso”… ¿les suena alguna de estas frases? Es un error común en el que caemos los padres cuando nos lastima, nos duele lo que ese niño expresa.
Si un niño nos dice con sufrimiento “soy un tonto”, nuestra respuesta automática, pero incorrecta es decirle “no, no sos un tonto”, claro que nuestra intención es buena… nos duele que nuestro hijo, sobrino, nieto o alumno sufra. Sin embargo al contestar de esta manera estamos reforzando su afirmación: “sos un tonto por pensar que sos tonto, no sabes ni quien sos”.
La respuesta correcta muchas veces tiene forma de pregunta: “¿por qué decis eso?” “¿y eso que te hace sentir?”… dejemos que el niño se explaye, que hable, que aprenda a definir lo que le pasa. De esta forma estamos colaborando en su crecimiento emocional. Y luego, para reforzar su autoestima le vamos a preguntar o vamos a afirmar actitudes que él tiene y que a nuestro juicio tienen que ver con la inteligencia (por supuesto que el niño tiene esas características que le señalo), por ejemplo: “¿sabes leer?”. “¿sabes hablar?”, “¿sabes poner la mesa?”, “¿sabes cuidar a tu hermanito?”, “¿sabes lo que está bien y lo que está mal?”, “¿sabes abrazar y dar besos”, “¿sabes decir lo que sentis”, “¿sabes….?”, claro que nosotros sabemos que todas esas preguntas van a ser respondidas con una afirmación por parte del niño… hacemos un silencio haciendo como que reflexionamos y luego le decimos “entonces: sos muy inteligente”. Porque ser inteligente es saber leer, hablar, poner la mesa… etc.”
De esta manera estamos reforzando su autoestima a la vez que le vamos enseñando que ser inteligente es mucho más que sumar y restar, que la inteligencia tiene diversas variables y que no todas tienen que ver con el aspecto racional de la mente. También le estamos enseñando a reflexionar, a aplicar el método socrático que era una forma de sacar del humo, luz.
Ser optimista. El optimismo es una forma de desarrollar la autoestima. Tener expectativas, aceptar desafíos, tener esperanzas.
Dentro del ámbito familiar es demostrar alegría por las pequeñas cosas de la vida, ver en positivo. Si teníamos planeada una salida de picnic y llueve… no rezongar, insultar al meteorólogo o llorar por como nos trata la vida… los niños nos observan, y lo que es más preocupante: nos imitan.
¿Solución frente a la catástrofe? Prender las luces (el sol), poner alguna fragancia floral o traer unas plantas al living (naturaleza), correr los muebles, poner la mantita en el piso, poner música que les guste a todos y hacer el picnic ¡en el living de tu casa!
De esta manera les estás enseñando a ser flexibles, a ser creativos y a que los problemas siempre pueden tener solución.
Expresar los afectos. Sólo a través de las caricias, los abrazos y los besos como formas de expresión de nuestro amor el niño puede sentirse amado. Y al sentirse amado siente que tiene existencia, que es valioso por sí mismo, sólo por SER. Este es un tema importantísimo para el crecimiento emocional de tu hijo que trataremos en otros artículos, en especial la facilidad que tienen los adultos en confundir conductas con afectos.
Lo que los niños necesitan
Los niños son como esponjas, ávidos de aprender y de crecer. Si los amás y querés lo mejor para ellos, si deseas para ellos un futuro de felicidad, y querés que se conviertan en sujetos seguros de sí mismos, que puedan manejarse en la vida como adultos, nuestro concejo es que antes que llenarlo de actividades extracurriculares (“en este mundo tan competitivo hay que prepararlos para ser exitosos”, discurso de un ser que va a tender a proyectar sus frustraciones en sus hijos ) y robarles su infancia, te preocupes en mirarlo crecer, a una distancia prudencial ni demasiado de lejos (eso lo haría sentir abandonado) , ni demasiado de cerca (eso loo haría sentir ahogado).
Para los niños es más valiosa nuestra mirada, nuestra contención (que implica poner límites), nuestra fortaleza, nuestra coherencia. Un niño debe poder querer jugar, saber reírse, saber utilizar su cuerpo, estar en contacto con la naturaleza (esto es fundamental para su crecimiento, el contacto con la tierra, el sol, el reino vegetal y el animal), saber expresarse, saber llorar…
La computación, los idiomas, los deportes de moda…. Esos vienen después, cuando el niño comienza a comprender las exigencias del mundo.
No confundas responsabilidades de niños, con responsabilidades de adultos, estas últimas no lo hacen crecer, lo estancan, le producen estrés… exigiéndole que crezca a la vida adulta estás gestando un adulto en crisis. Dándole todos los gustos de adultos, estas gestando un ser egoísta y manipulador, capaz de las peores acciones a fin de lograr sus caprichos.
Niño con autoestima,
adulto feliz
Un niño con autoestima es la semilla de un adulto que sabe aprovechar las oportunidades, un sujeto flexible que puede enfrentar desafíos y luchar por lo que anhela. Un niño con autoestima es la simiente de un adulto que sabe lo que quiere y puede involucrar a otros seres en su proyecto de vida. Un ser comprometido que sabe de empatías, que puede adaptarse al cambio y no teme plantear sus diferencias. Un ser que se puede relacionar socialmente sin perder su identidad, un sujeto que es capaz de valorar lo positivo y mejorar lo negativo.
Un ser capaz de alcanzar la felicidad y dar felicidad a otros.
Fuente: Escuela para padres – Aprendiendo educación emocional – autoestima para su hijo.
http://escuela.plenitud.com.ar/aprendiendo/autoestima5.html
PARA REFLEXIONAR
La autoestima: una cuenta bancaria de aspectos positivos
Durante los primeros años de formación lo que entra en la mente de nuestros hijos e hijas deja una marca de por vida, es decir, todo lo que ven, oyen o piensan es muy impactante para ellos. Por ello, los padres y las madres tenemos una oportunidad única, irrepetible de abrir "la cuenta bancaria de la autoestima" en la cuál el niño almacenará muchas cosas positivas sobre si mismo. A continuación le presentamos algunas preguntas que nos pueden servir para reflexionar acerca de como estamos contribuyendo a aumentar esta cuenta bancaria.
1. ¿Demostramos amor y afecto a nuestro hijo o hija? ¿Le decimos a menudo que lo queremos, aun cuando fallan, o hacen algo incorrecto?
2. ¿Los felicitamos y damos elogios cuando hacen hagan algo correcto? ¿Hacemos nuestros elogios creíbles, sin exagerar?
3. ¿Les damos responsabilidades en casa, les permitimos ayudar a otros?
4. ¿ Les ayudamos a fijar metas que sean alcanzables acorde a su edad y a sus capacidades? (vestirse solos, conseguir una mejor calificación en la próxima prueba)
5. Cuando lo corregimos, ¿Criticamos la acción o a la persona?
6. ¿Tomamos en cuenta los sentimientos de nuestros hijos? ¿Les escuchamos? (Por ejemplo, si se siente ofendido por un comentario de un amigo o un profesor; o si algo no salio como esperaba, perdió el partido o le fue mal en el examen).
7. ¿ Nos sentimos orgullosos de ellos y afortunados por tenerlos?
8. ¿Hablamos positivamente de él en presencia de la gente importante en su vida, como abuelos, profesores, amigos?
9. ¿Tendemos a compararle con otros hermanos, primos o amigos? o ¿Le recordamos que el es especial y único a su manera?
10. ¿Hablamos con los profesores le decimos cuáles son sus puntos fuertes y las áreas en
las cuales él o ella sobresalen, de modo que el profesor tenga una perspectiva positiva de ellos y continúe fortaleciendo estos puntos?
11. ¿Demostramos alegría por las pequeñas cosas de la vida?
12. ¿Nos vemos a nosotros mismos positivamente aunque sepamos que no somos perfectos? ¿Nos valoramos por lo que somos? Concientes de nuestras debilidades, ¿Intentamos crecer y mejorar?
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